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Los tulipanes de mi ventana





Siempre me han gustado los tulipanes, será que me fascina su belleza simbólica, (al igual que la flor de loto, que también es mi favorita), con solo pocos pétalos, algunos de un solo color, otros de dos colores como si fueran pinceladas, su delicado tronco, pero fuertes hojas que cual manos sostienen la delicada belleza, esta belleza efímera, que como ave fénix renace con elegancia después de haber caído al llegar la primavera.

 

Creo así debería ser una mujer, o así deberíamos aspirar ser, de tallos fuertes y manos seguras, con delicados adornos cual pétalos, sin recaer en exuberancia, ya que la belleza siempre se encuentra en la sencilles.

 

Cuando vivíamos en NY mi esposo regresaba algunas veces con flores, siempre eran tulipanes, adornaban mi sala por un tiempo llenando el ambiente de luz, con un mensaje oculto, que me hacía recordar y ver, que siempre tenemos que conservar la elegancia.

 

En Holanda tuvimos la oportunidad de pasear en bicicleta por esos campos inmensos de tulipanes de colores, sentía que no solo hablaban, sino que cantaban cual coro celestial y el viento cual cuarteto de cuerdas les seguía la melodía, mientras mis piernas se movían como bailando al compás de la música.




 

Un detalle importante de contar es que estas flores, en algunos países son escasas, como algunas mujeres, con grandes cualidades difíciles de encontrar, siendo gemas de un valor sin igual.

 

En lima, me regalaron dos veces hermosos ramos y aca donde vivimos, en Seúl, caso extraño, los encuentro en el parque, aquellos tulipanes silvestres libres, floreciendo al costado de pequeños riachuelos o a los costados de los árboles de cerezos, cuando los veo, me hablan de libertad y que están donde quieren estar, para poder percibir la belleza a su manera, estratégicamente ubicados, recordándome que uno siempre tiene que ser feliz donde este, florecer con fineza, delicadeza y seguridad.

 

Esta primavera, me sorprendió al levantarme una mañana, (como todos los días por las mañanas), veo mi jardín por la ventana, en uno de sus costados esta mi hermosa bandera, saludo a mi  país y voy recorriendo con la mirada todos los rincones, pensando ir a jugar con el arcoíris más tarde (regar las plantas, ya que cuando riego siempre lo veo y jugamos a las escondidas, muchas veces lo encuentro debajo de los arboles o enmarcando el jardín, efectos maravillosos de luz y gotas de agua, que juntos forman esa maravilla, una verdadera obra de arte de la naturaleza, una pareja perfecta), veo justo frente a mi ventana, pequeños tallos y botones de flor, me pareció extraño y baje rápido a ver, eran 4 botones de tulipanes rojos, ¿De dónde habían salido?, ¿Como llegaron ahí?,  para mí, es un regalo del universo, un regalo del arcoíris, un regalo de Dios, llegaron 4 silvestres libres tulipanes, decidieron venir a visitarme, ahora nos damos los buenos días, abriendo nuestros pétalos al viento para recibir los rayos del sol y las buenas noches, cerrando nuestros pétalos suavemente para al día siguiente empezar otra vez.



 

Si, soy feliz en mi jardín, somos felices en casa, los árboles, las flores, los tulipanes y el arcoíris, me dan calma cuando me siento adolorida, triste o confundida y me llevan en sus delicados pétalos hojas y gotas de roció a este hermoso recorrido por la belleza de la vida, de mi vida, siempre viendo y leyendo las entrelíneas de cada estación, para poder gozar feliz de la primavera.

 

Seúl abril 2024



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