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Pasos Pequeños

Cuando era niña tuve la suerte de crecer entre amigos de 4 patitas, siempre han sido gatos, recuerdo pensaba que me entendían e incluso me daban su opinión moviendo su cabecita para un lado u otro, dependiendo de la pregunta por supuesto.


MI hermano, mi abuelita y nuestros primeros gatitos, Minino I y Rata.

Mi gato mayor, Minino III, se creía perro, cuando estaba por llegar a casa, lo llamaba de un silbido y él aprecia corriendo hacia mí, con un ronroneo espontáneo y feliz, creo no ser la única niña quien hablaba con su mascota, le contaba mi día y reía con el, hasta bailaba. Quien ha tenido estos amiguitos de pequeño sabrá que es así, le contaba cuentos y creábamos historias, la verdad no me sentía sola, esa Mirada sabia y besos silenciosos, me han acompañado muchos anos en mi vida; recuerdo que algunos tuvimos que dormirlos, ya que padecían enfermedades muy grabes; los abrazaba, rezaba en silencio y siempre esperaba su regreso en algún otro amigo de pequeños pasos.


Tommy I y yo, el dia se sustentacion de la tesis.

Recuerdo la llegada de Tommy I a la casa, era una gata muy inteligente y vivaz, me acompaño durante mis estudios en el colegio y la universidad, se volvió parte de mi vida, e incluso, hicimos juntas mi tesis; ella sabia cuando estaba cansada, ya que se echaba en mis planos en la madrugada, como diciendo: “vamos a dormir, estamos cansadas”, claro, después de explicarle sin éxito que tenia que continuar trabajando, se bajaba de la mesa muy molesta, dándome la espalda, pero siempre acompañando. Fue muy triste su partida, ya estaba mayor, pero su mirada aun joven supo despedirse de la mía con un beso eterno.


Pasado el tiempo tuve la suerte de tener 9 gatitos, hijos de mis gatos, Morrongo y Kitty y Morrongo y Tommy II, pero comenzare la historia desde el principio.


Mis gatitos y Tono

La veterinaria de mis gatos, llamada Luz Marina, un día me contó que habían 6 gatitos muy enfermos a punto de morir y necesitaban mucho cuidado, (Que más puede hacer una apasionada a los animales); me ofrecí de voluntaria para cuidarlos y salvarlos, los lleve a casa rauda y feliz, la verdad no recuerdo que dijeron mis padres, yo solo lleve mis gatitos a casa, esperando que entendieran la urgencia de la situación; tenia una lista de deberes los cuales tenia que cumplir, la doctora me dio sus remedios, alimentaba con gotero a sus pequeñas boquitas enfermas, cada semana tenia que llevarlos al veterinario, para ver su evolución, pasaban los días y ellos crecían grandes y Fuertes; me pude quedar con solo tres de ellos, Morrongo, Kitty y Tommy II, me seguían a todo lado; cuando morrongo se volvió adulto, tomo por esposa a las dos gatas y de este gran Maharaja, tuve 9 gatitos, (En casa también vivia Toño, el perro Husky Siberiano de mi hermano), fue una de las épocas más felices de mi vida, dormían todos en mi cama, a las Justas podía entrar yo, pero no me importaba; como no podía quedarme con todos, tuve que buscar a personas que deseen adoptarlos, no fue difícil, tenia una lista de amigos amantes de los animales, cada uno de ellos supo brindarles amor y compañía a sus padres adoptivos, incluso he tenido la suerte de conocer a los nietos de mis gatitos.


Kitty Vestida de novia y yo

Cuando me case, se caso también Morrongo con Kitty (su favorita), vistiendo apropiadamente el velo de novia, (lo hice con retazos de mi propio velo) y el, muy elegante con corbata michi negra. Fue gracioso, que pasado el matrimonio, mi papa buscara una corbata michi para su traje y tomo la más cercana, dándose cuenta en medio de la ceremonia que llevaba puesta la corbata de Morrongo.


Morrongo y yo

Pero estas viditas y sonrisas, ahora son un hermoso recuerdo, primero partió Tommy II, después mi querido Morrongo, arrullado por mis lágrimas y sollozos en la fría habitación de una veterinaria, postrado en una mesa quirúrgica mayor y enfermo, me hacía entender con su Mirada que todo estaría bien, que había sido feliz, que no tenga miedo a la muerte, me brindo sus últimos besos y partió una tarde de invierno.


Kitty se quedo en Lima con mi papa, no pude llevármela conmigo a mi nueva casa, pero ella sabia cual era su lugar, su casa y su papa, “mi papa”, quien lo acompaño hasta su último suspiro, después de 17 anos de amor incondicional.


JP, Sofi, Haru y Mimi

Es muy triste no tener y crecer con estas almas en casa, pasaron muchos anos, hasta que mi esposo aprobó tener mascotas, empezamos poco a poco, primero llego Haru, regalo de una amiga en Japón, una Tortuga inteligente, mi hijo la llamaba y ella sacaba la cabeza del agua, después llego Mimi, para hacerle compañía, era independiente y pequeña, lo triste fue que no pudieron acompañarnos a nuestra siguiente mudanza, tuvimos que dejarlas en una laguna de tortugas, en el medio del barrio de Ebisu en Tokio.


Dejando a Haru en Ebisu - Tokyo

Mi hijo no pudo poner a Haru en el agua, estaba agobiado por la pena, trataba de consolarlo para que pueda despedirse de su amigo, tome con cariño a Haru entre mis manos, me despedí y lo coloque en el agua, él regresaba una y otra vez, hasta que el mismo se dio cuenta que tenia que decir adiós; al igual que mi hijo que aprendió una lección de vida importante, “si amas algo déjalo libre”. Mimi. Por el contrario al verse suelta en una laguna tan grande, hizo muchos amigos al instante y desapareció en el medio de muchas tortugas, que felices les daban la bienvenida.


JP, Sofi, Johan y Yuki


Pasado el tiempo, caminado por las calles del centro de Lima, encontramos dos pequeños y hermosos Conejos, no fue difícil la decisión, yo estaba lista para adoptar, regresamos a casa 6 almas, los dos conejitos habían encontrado un hogar, Johan (el conejo Negro) y Yuki (El conejo Blanco), salíamos a pasear con ellos a donde podíamos, incluso los llevaba a recoger a sus hermanos al colegio, aprendieron a hacer sus necesidades en solo un Rincón, que estaba dispuesto para ello; eran los Conejos más educados del planeta; lamentablemente llego una vez más el tiempo de partir, nuestro siguiente destino no aceptaba “roedores”, tuvimos que separarnos una vez más de nuestras mascotitas, dejando una herida en nuestro Corazón, pero gracias a amigos muy queridos, cuidaron de ellos y hoy tenemos hasta bisnietos y tataranietos, que ojala a nuestro regreso podamos conocerlos.






Sofi y Teddy conversando.

Llegando a nuestro Nuevo destino, la idea de tener una nueva mascotita siempre cruzo por mi cabeza, ya que les enseña a los chicos a ser más responsables, cuidadosos y cariñosos, decidimos por un perrito, la búsqueda fue rápida, decidimos por un criador de perritos Yorkshire Terrier en la cuidad de Tilburg a una hora y media de donde vivíamos; al llegar al lugar, nos dejaron en un cuarto grande con muchos cojines y muy bien ventilado, después de unos minutos llega una Holandesa un poco tosca de pocas palabras y con solo una mano me entrega el pedacito de perrito más lindo del mundo, lo sujete con mis dos manos, temblorosas, con nervios que pudiera caer, sus pequeñas patitas aun torpes se escurrían entre mis dedos, tenia solo 2 meses de nacido, un pasaporte de la unión europea, un microchip y el Corazón más grande que pueda existir.


Teddy en la cama

Llego a casa unos días antes de Navidad, mi hija lo llamo “Teddy”, Este pequeño perrito poco a poco se fue adueñando de nuestros corazones y la cama, buscando siempre estar junto a su papa, quien al comienzo, decía que tenia que acostumbrarse a dormir en su cama, pero esa Mirada tan tierna y su pequeña orejita caída, lo convencían para que no sea así y una noche más, dormía con nosotros, hasta adueñarse por completo de un espacio y la almohada.



Teddy y Sofia

Han pasado ya cinco anos y una mudanza, Teddy sigue con nosotros y le esperan muchas mudanzas más, el siempre esta feliz, llegar a casa y ser recibidos con la felicidad absoluta de una colita que da tantas vueltas pareciendo que va a elevar a Teddy por los aires, no tiene precio, Teddy es mi compañero, va conmigo a todo lado, tiene tanta personalidad como ropa en su ropero, es suave como un conejo, independiente como un gatito e inteligente como una tortuga . Al mirarlo a los ojos, sigo pensando que me entiende, que responde a mis preguntas y sin palabras me demuestra su apoyo, en algunas oportunidades al verme llorar, se acerca a mi y lamiendo mis lágrimas se lleva consigo todo mi sufrimiento quedándose recostado a mi lado hasta que me sienta mejor.


Teddy y Yo en La Haya

Llegaste en el momento perfecto, tus pequeños pasos que acompañan ahora los míos, me hacen ver y vivir la vida de otra manera, tus pasos pequeños, me enseñan que hay que mover la cola siempre y si es posible, tratar de volar de felicidad, que las pequeñas cosas de la vida como sentir el viento en el rostro por la ventana del carro, es una sensación increíble de libertad, a ser perseverante y no desistir de tus sueños (así como tú, que persigues ardillas sin cansancio, creyendo que algún día podrás alcanzar alguna), que después de un día difícil es mejor recostarse en un lugar de sombra y vislumbrar el sol tranquilamente, para reflexionar, que todo vale la pena, que todo pasa por algo y volver a levantarte con alegría y entusiasmo, para empezar otra vez.


*Con profundo agradecimiento a todos mis pasitos pequeños que me acompañaron a lo largo de mi vida , dedicándome sus mejores años y mis mejores recuerdos .


** ”Hasta que no hayas amado a un animal, parte de tu alma estará dormida”

Anatole France


NY 26 de septiembre 2019


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