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La casita de Madera



Me diseñaron e hicieron con mucho cariño e ilusión. Quería ser la mejor casa de muñecas del mundo. Recuerdo nuestro primer encuentro, tú eras más pequeña que yo. Mis pequeños ojos de madera se encontraron con los tuyos quienes saltaban de alegría al igual que tú. Gritabas emocionada que querías decorarme y vestirme de colores. Me pintaron entre mamá y tú de blanco y lila, los colores de tu habitación. Poco a poco cada uno de mis cuartitos fue decorado con diferentes personalidades pues alojaba a una muñeca diferente.


Nos quedábamos juntas hasta muy tarde conversando con nuestras muñecas. Recuerdo que me pusiste luces una vez, quede tan linda!, parecía que me iba de fiesta!, lo recuerdas?. Yo era siempre lo primero que mostrabas a nuestras nuevas amigas al venir a visitarnos. Ellas también me decoraban y cambiaban. Me gustaba estar alrededor de tus juegos, sueños y aventuras.


Una vez jugamos a ser cantantes, en uno de mis dormitorios hospedaba a la artista, ella era una súper estrella!. Tuvimos un hermoso concierto con más de 50 espectadores. Jugamos hasta tan tarde que nos quedamos dormidas.


Cambiamos de país. Dejé el mío de origen, la India, y pude conocer el tuyo. Me encantó vivir en el Perú. Cambiábamos de decoraciones según nuestro ánimo. Era tan divertido ser tantas cosas como un pedazo de mar, donde nadaban conmigo miles de delfines y peces dorados, un cuarto de faraona, el polo norte, un cuarto embrujado, etc



Algunas veces sentía que ya estaba cansada y quería descansar. Al igual que tú, ya no tenía tanto ánimo de jugar, pero todavía lo hacíamos.


Cambiamos otra vez de país, todavía recuerdo cuando nos dieron la noticia que vendríamos a Holanda. Soñábamos con ver tulipanes de colores y como podrías decorarme cuando estemos allá. Algunos decían que era muy grande, que no aguantaría el viaje, pero tú al igual que yo, queríamos estar juntas hasta el final.


Cuando llegué dos meses después que tú, me mostraste los hermosos tulipanes y canales. Entrar en tu nueva casa fue muy difícil. Mi tamaño y peso eran un problema, pero nunca me dejaron. Cuando entre por primera vez en tu nueva habitación estaba tan contenta. Vi como decoraste tú sola las paredes de tu cuarto. Escogiste tus propios cuadros y cubrecamas, hasta tenías un nuevo color favorito al que yo estaba lista para adoptar, aunque no quería tener ya muchas habitaciones. Prefería ser ahora solo una casa grande y pertenecer solo a una artista. Cambiamos de decoración muchas veces hasta convertirme en una gran veterinaria hermosa, con muchos pequeños animalitos llamados petshops y seguíamos creando historias. Tus amigas cuando me veían sonreían y siempre se acercaban a mí.


Pero ya estaba un poco cansada también de jugar, tú te sentías igual?. Vi cuando te compraron tu primer teléfono y como bajabas miles de aplicaciones para hacer cosas divertidas. Hasta jugabas un juego en la computadora donde diseñabas casas y ciudades completas, parece que te gusta la arquitectura o el diseño, y eso te ocupaba gran parte de tu tiempo. Ya casi no jugábamos. Mis pequeñas habitaciones se fueron quedando vacías, pero no me molestaba, también estaba creciendo, también quería cambiar.


Mamá no deseaba que crezcamos y quería que sigamos jugando como siempre!. Trato de buscarme un espacio para que siga siendo niña, pero mi naturaleza al igual que la tuya estaba diseñada para algo mejor. Me vinieron a llevar pero mi tamaño fue un problema y me quedé un poco más, sabía que mamá tendría una solución para mí.



Acá existe un lugar que le llaman “el cajón de reciclaje”, para mí, es “la Universidad”, pues es donde todos los muebles de madera grandes van para convertimos en cosas nuevas. Una de mis amigas me contó que uno de ellos se había convertido en un lujoso escritorio de un abogado y otra era ahora parte del estudio de su artista de rock favorito. Lo puedes creer?, nuestros sueños de pequeñas.


Mama decidió desarmarme. No sé porque lloraba mientras ponía cuidadosamente parte por parte de mí sobre la alfombra. Ella recordaba seguro, al igual que yo, todas nuestras aventuras pero yo estaba lista, como lo estarás tú algún día.


Papá y mamá me llevaron a “la Universidad”. Me sentí libre, conversé con muchas maderas más y hablamos de nuestros sueños y en qué nos convertiremos. Quien sabe, por ahí nos volveremos a encontrar, todavía no sé que quiero ser, pero estoy segura que alguien muy importante.


Papá y mamá no miraron atrás, solo me dejaron y yo de lo emocionada que estaba ni los vi partir, pero sabía que pensaban. Mamá fue la última en dejar una parte de mí. Con lágrimas en los ojos, me dio un beso, agradeciendo por los días felices que pasé contigo y deseándome lo mejor.


Algún día, tú estarás en mi lugar. También seguirás tu camino y sabrás lo que sentí. Estoy feliz, tengo muchos amigos y todos seguimos nuestros sueños. Sigue los tuyos, sigue creando, sigue aprendiendo, no es malo crecer, sé que llegaras muy lejos y, quien sabe, nos veremos en el futuro. Mira bien tu escritorio o tus estantes, de repente allí estaré y pasados los años, quizá una de tus hijas jugará con las mías y serán como tú y yo.


En la vida todo cambia pero cada despedida es también un nuevo comienzo. Tratemos de acumular momentos hermosos y no valiosos objetos, vivamos cada etapa a plenitud. Una última cosa, quiero decirte que me alegra mucho haber compartido contigo tu niñez y haber podido ser tu amiga. No te olvidaré.


Siempre tuya,


La casita de Madera.


La haya, Diciembre 2015

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