Profesión: Mamá
Tener a mamá en casa, no es muy común ahora. Algunas tenemos la posibilidad de hacerlo y lo hacemos gustosas. Muchas veces recibimos críticas por ello, por alguien que no nos conoce o no sabe porque llegamos a tener esta “profesión”, que a mi manera de ver, es la más completa pues debemos de aplicar un poco de psicología, administración, diseño de interiores, chef internacional y hasta diseñadora de modas (o diseñadora de trajes típicos o disfraces). Somos el paquete completo. A ello se agrega, además, el conocer de técnicas de limpieza y desinfección, experta en infecciones, enfermería, farmacéutica, chofer y mecánica, ya que sabemos muy bien que le pasa a nuestro carro, como que le pasa a nuestros hijos. Actuamos, también, frente a reparaciones varias y pintura y, por supuesto, somos además esposas y tenemos que desempeñar nuestro papel muy bien. Estudie arquitectura, siendo mi gran pasión el diseñar y crear nuevas instalaciones dentro de un marco de armonía y belleza para nuestra comodidad. Claro, antes quería ser como toda niña, cantante (de opera), bailarina, actriz de cine, hasta estudiar medicina, (siendo todavía una de mis más grandes pasiones), pero siempre me decía, “quiero ser mamá”. Por supuesto, a esa edad no estaba preparada para ser madre, pero jugaba a serlo, como toda niña con su bebe en el carrito y muy ocupada llevaba a mi bebe a todo lado, le daba de comer, cambiaba el pañalito, en un juego muy lindo, en una casita imaginaria. Cuando me hacía más grande, el papel de madre por supuesto lo deje a un lado, pensando solamente en mí, mi carrera, mi trabajo y mis logros profesionales futuros. Paso a paso, conseguí lo que quise, trabaje en lo que me gustó siempre, la arquitectura y el arte. En el camino se me cruzó el amor, cuando algo así nos ocurre, ¿podemos dejarlo pasar?... Dejé algunos proyectos de lado, por no ser tan importantes como éste que estaba sintiendo. Todo lo demás era secundario, además, una chica preparada siempre puede hacer todo lo que se proponga, en todo lado y en cualquier circunstancia. Cada una tiene una historia diferente. No todas elegimos quedarnos en casa a cuidar a nuestros hijos y cada una tiene su propio motivo. Lo que nos une, es el placer que nos da el ver crecer a nuestros hijos en cada instante, haciéndonos olvidar todo lo dejado atrás con solo una simple sonrisa o un, “gracias mamá”. El estar ahí para ellos es más importante (a mi manera de ver) ahora, ya que el mundo está cambiando y los niños se convierten cada vez más en una máquina de absorber tecnología. Están cada vez más metidos en computadoras y aparatos eléctricos que se olvidaron de cómo dar una caricia o como decir un te amo sin ayuda de un emoticón. Estamos ahí para crear seres humanos más sensibles, capaces de expresar y sentir con el Corazón para que el día de mañana sean buenos administradores de justicia, para ensenarles a que vivan su vida paso a paso, a disfrutar de su niñez o adolescencia con responsabilidad. No guiándose del amigo de la esquina, quien no tiene un adulto responsable a quien acudir si tiene alguna duda, para ensenarles que no hay necesidad de crecer rápido, pues los años se pasan volando y está en nosotros hacer que su recuerdo sea más prolongado. Hacerles sentir que si ofendemos es de grandes almas el dar la cara y decir lo siento. Que observen como tratamos a sus amigos, ya que así, ellos aprenden a tratar al prójimo. Hacerles sentir, que simplemente con nuestra presencia o con un beso todo el amor del mundo. Que sepan que estamos ahí, siempre, si ellos lo necesitan. Que se les meta por los poros que su madre, no importa cual fuera el motivo o lo que está haciendo en ese momento, acudirá en su ayuda (tenemos la suerte de no tener que pedir permiso al jefe o salir volando de una reunión con la gerencia). Que aprendan que no hay necesidad de pedir ayuda al vecino o al amigo de turno, (a quien le importa muy poco sus problemas), hacerles notar y demostrar que en las pequeñas cosas están las grandezas de la vida. Muchos pueden calificar este trabajo como uno esclavo. Todo el día, las 24 horas, siempre alerta, siempre lista, pero acaso, ¿no es así la vida de un médico?, ¿no es así el trabajo de un gerente de banco?, ¿no es así el trabajo de un presidente?. Sí que lo es, lo único es que este trabajo está devaluado. Nadie lo quiere realizar, ya que lo ven muy poco profesional. Pues no. Somos arquitectos del destino de nuestros hijos, ingenieros constructores de sus bases y columnas sólidas, diseñadores gráficos de sus corazones, pintándolos de colores para que aprendan a ver el mundo con toda la gama infinita de combinaciones. Seguro sonará un sacrificio para algunas personas, pero hay muchos motivos positivos que me ayudan a refutar sus afirmaciones. Soy mamá de profesión por voluntad propia, orgullosa de mis hijos por sus logros y errores y de ayudarlos a ser ellos mismos a cada instante, a valorarse y respetarse. Quiero que sepan que he estado, estoy y estaré ahí siempre, ya que mi jefe soy yo y ellos mis proyectos importantes. Que mejor tesis o maestría que esta, pedagogía y psicológica de niños y adolescentes, ¿no es acaso un símbolo de orgullo? Mi profesión es, mamá. La Haya, Febrero 2015